Os cuento cosas de una de mis salidas al inicio de temporada.
La pesca hasta el momento estaba siendo muy difícil y ese día, con el clima más nublado de lo habitual, pensamos que sería buena idea hacer un viaje corto al agua con Olivier.
Nos reunimos temprano, enganchamos el bote detrás del automóvil y partimos hacia la rampa. Una hora después estamos en el agua, completamente solos en este lago de casi 1000 ha. La ausencia de otras barcas en el lugar nos hacía presagiar una pesca complicada...
Atacamos con una búsqueda rápida con una sonda, porque hace mucho tiempo que no pisamos el lago, y rápidamente nos damos cuenta de que el pez pasto está en medio del agua en profundidades que van desde los 8 a los 12 m. Por lo tanto, pescaremos con pelágicos.
Después de alternar varios señuelos y de haber tenido sólo negativas, monté un D'Fin de 5' de color Ayu con una cabeza de plomo roscada Prorex de 14 g. En el primer lance, el pez no reacciona, pero en el siguiente algo se desplaza e intercepta rápidamente mi señuelo. ¡Es un pez mediano, pero es divertido!
Un poco más tarde, yo estoy al cargo de las maniobras del bote y Olivier con la caña. Detectamos un pez merodeando a 5 m bajo la superficie, moviéndose constantemente entre los cardúmenes de cebo vivo presentes en la zona. Mi compañero anticipa un poco el movimiento del pez y consigue clavar un buen lucio.
Más tarde, avanzado ya el día, nuestra táctica de esperar los depredadores en la zona de sus presas vuelve a recompensarnos. Una nueva lucioperca colocada al acecho debajo de un cardumen de percas pequeñas entrará en la sacadera después de enamorarse del D'Fin Ayu. No es la primera vez que este color es efectivo cuando los depredadores se fijan en las perquitas...